MUCHO POR HACER EN EL PSOE
Hemos perdido las elecciones por traicionar los ideales de quienes nos apoyaban, ni más ni menos. Quien no quiera verlo está ciego. Ni crisis ni falta de explicación.
El PSOE entró en el gobierno por la monumental metida de pata del Partido Popular cuando el 11-M. Luego gobernó en tiempo de bonanza con mucha más presión mediática (incluso golpista) que en la segunda legislatura. El fatídico 10 de mayo de 2010 el gobierno socialista abrió la "caja de Pandora" que ha conducido al socialismo español al abismo. El giro a la derecha (impuesto por la Merkel) ha sido de chiste comparado con lo que se avecina, pero ha sido suficiente para que la masa de simpatizantes socialistas ganados en la primera legislatura (por las políticas sociales y los nuevos derechos) deje de apoyar al PSOE. Ni se había previsto esta situación por quienes debían haberlo hecho, ni explicaron claramente el cambio de política, lo cual era y es imperdonable.
En la primera legislatura de Zapatero, a quien ningún socialista de carnet tiene derecho a pedir cuentas, fué el propio Zapatero y su gobierno quién llevó en solitario unas políticas de avances sociales y de derechos sin parangón con gobiernos anteriores, ni con gobiernos del entorno europeo. Actuaban en su contra los medios de comunicación y toda la base social de la derecha, que arremetieron muy duramente tomando como excusa el 11-M, el estatuto de Catalunya, el matrimonio homosexual, la educación para la ciudadanía y cualquier gilipollez que marcasen diariamente Pedro J. Ramírez y Federíco Jiménez Losantos. Entonces, como también en la segunda legislatura, muy poquitos socialistas se atrevían a salir a la calle para defender al gobierno socialista. Eso sí, en "petit comité" (reuniones de sede y "entre nosotros") siempre había gente muy luchadora que incluso cortaba las alas a los pocos que se atrevían a dar la cara en la calle, pero fuera se salía a escondidas en fin de semana o por obligación institucional. Zapatero estuvo sólo ante "la culpa".
Fueron millares de simpatizantes anónimos quienes, en solitario o a través de redes sociales, empezaron a dar la cara en internet, por Zapatero. Ministros y destacados dirigentes socialistas se sumaron luego al carro de los internautas aglutinando gentes muy dispares. Gentes que deseaban hacer constar que su voto no tenía nada que ver con lo que la derecha (el PP y acólitos) y sus medios de comunicación decían, a diario y machaconamente. Estas gentes, de todos los ámbitos de la izquierda, inicialmente fueron la masa social que sustentaron el socialismo en España, abriendo los ojos a muchos militantes socialistas que permanecían dormidos (de vacaciones) o atrincherados tras sus escritorios de pequeños cargos orgánicos o públicos. Y esas gentes, junto con los que despertaron de su letargo militante, propiciaron mantener ayuntamientos, autonomías y al propio gobierno socialista en el poder... hasta 2.011.
Cuando el PSOE ya estaba consiguiendo que sus bases diesen la cara por sus dirigentes y su gobierno, vino la crisis económica. Los bandazos, falta de previsión cuando todo iba bien y la claridad necesaria para afrontarla, así como una muy mala política de comunicación (que incluye entregar graciosamente a la derecha la mayoría de emisoras de radio y televisión de TDT) produjo la confusión y la perplejidad ya no solo en los nuevos simpatizantes que desde fuera estaban apoyando la causa, sino también a la somnolienta base de militantes socialistas.
El mazazo final vino con el giro a la derecha, justificado o no pero tampoco bien argumentado, del gobierno socialista en mayo de 2010. Como es lógico, los apoyos exteriores del PSOE (muchos de ellos funcionarios y también simpatizantes de antigua y nueva ola) vieron roto su compromiso voluntario, que de forma unilateral propició el propio gobierno socialista al no saber dar explicaciones convincentes y negarse a aplicar alternativas que desde la propia izquierda ( la que sustentaba al PSOE) se exigía.
Es importante indicar que durante todo ese tiempo la izquierda organizada fuera del PSOE (IU, Compromís, etc) estaba tan durmiente e inexistente como la propia base de afiliados al PSOE. Ni tan siquiera tenían ni puta idea de eso que ahora tanto cacarean como "políticas neoliberales". Ha sido el trasvase de apoyos, del PSOE a IU y otros pequeños partidos de izquierda, el que ha reconvertido su lenguaje y argumentario (sin abandonar el decimonónico) que ahora utilizan, además de ir dando lecciones tras acelerados cursillos de ideología para recoger a los que abandonaban el barco socialista.
Los dirigentes del PSOE, incluso ahora, siguen sin enterarse de la película. Atados por su compromiso anterior con el gobierno socialista, que todos los de dentro y de fuera hemos asumido como propio con aciertos y errores, pero que tenemos derecho a rectificar sin complejos, siguen justificando unas medidas económicas impuestas desde fuera (ajenas a la socialdemocracia) dando la bienvenida al PP. Nos han dado el palo por ello y nos pedían rectificar. Ello implica romper el complaciente y talentoso discurso con la derecha, hemos metido la pata y por ello nos han castigado. Y que quede claro: No ha sido votando más a la derecha, sino votando más a la izquierda o absteniéndose, en todo caso, no votando al PSOE por su giro a la derecha.
Estos días, durante el debate de investidura de Rajoy, se ha obviado (ignorado) el lenguaje utilizado por Rubalcaba por demasiado complaciente. Entre propios y extraños, pero hasta la fecha apoyando al PSOE, se ha comentado mucho más el discurso de Cayo Lara y sus réplicas que el de Rubalcaba. Ninguno de esos propios y de esos extraños ha mostrado simpatía alguna por Cayo Lara, habida cuenta del precedente extremeño y de la apropiación indebida del Movimiento 15-M, pero hubiesen deseado sus palabras en el debate de investidura en boca de Rubalcaba, por ejemplo.
Ahora que tenemos Congreso y posibles candidatos como Rubalcaba y Chacón, deberíamos romper primero con el talante engañoso y decir las cosas por su nombre, aunque antes hayamos defendido lo contrario "por interés nacional" o "por razones de Estado". Al hacer que el PSOE perdiese todo su poder, ese interés y esa razón por defender a España y a los españoles ha sido, para muchos, un fraude. Y lo ha sido porque España y los españoles han quedado sin defensa alguna frente a una derecha que, de seguro, romperá y ya lo estaba haciendo, con todo aquello que se ha conseguido en los últimos 34 años. Tenemos voz de muchas izquierdas, mientras los medios quieran, pero tenemos las manos atadas.
Buscar dirigentes y programas más atractivos es necesario, pero mucho más reconciliar dirigentes con bases militantes. Y entre todos recuperar esa base social que hasta ahora nos ha apoyado.
Ese es el camino, según mi modesta opinión.
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