PSOE: CLAVES PARA SUPERAR DEPRESIONES POS-ELECTORALES
Hablemos claro:
Primero no ha ganado la derecha, es la izquierda la que ha perdido, más concrétamente sus representados. En números redondos: Casi 10 millones de españoles no han votado (se han quedado cómodamente en casa o de forma lamentable en la calle); 24 millones y medio de electores han votado, de los cuales 11 millones son el techo máximo de la derecha en España. El resto de votos debería de ser de la izquierda en su conjunto.
Segundo la derecha siempre vota. Con líder o sin líder, con programa o sin programa, su discurso (su relato o argumento) siempre es el mismo con crisis o sin crisis. Por eso su electorado, que coincide con su base social, es siempre fiel. Solo tienen que esperar a que la izquierda (PSOE en este caso) cometa errores. Su único trabajo consiste en dividir a la izquierda y evitar que se presente unida. De esta forma con pocos votos siempre ganan, aunque estén en la oposición.
Tercero la izquierda solo gana cuando concentra su voto. Su base social mayoritariamente no tiene ideología definida, por eso a la mínima sus electores (sobre todo los del bocata con chorizo), que no coinciden siempre con su base social, huyen como conejos. Solo concentran su voto ante un líder seductor y un programa atractivo, La fragmentación de la izquierda sociológica impide la unidad de acción: Demasiados pequeños partidos que, creyéndose en posesión de la verdad absoluta, prefieren competir con sus homólogos antes que enfrentarse a la derecha de forma inteligente. Demasiados pequeños líderes (dictadorcillos) que prefieren ser cabeza de ratón antes que cola de tigre.
Cuarto, cuando la izquierda está en el poder y abandona sus principios siempre pierde, tanto en España como en Europa. La socialdemocracia es la mejor gestora en tiempos de bonanza y está demostrado. Pero la socialdemocracia se nutre de tecnócratas, principalmente en economía, que al menor atisbo de crisis aplican recetas tomadas de la derecha. Hay recetas que la izquierda casi nunca aplica en tiempos de crisis, por considerarlas caducas o que no están a la moda, y sin embargo han demostrado su validez siempre: son las de Keynes.
Quinto. La desunión de la izquierda y la falta de bases ideológicas comunes perjudica siempre a la masa social que dicen representar. Ello permite a la derecha castigar severamente a dicha masa sociológicamente de izquierdas. Por eso cuando la izquierda en el poder aplica políticas que les son ajenas, su base social se siente traicionada y con razón.
Sexto. La ley electoral española, contrariamente a lo que se piensa, benefícia claramente en todos sus niveles (nacional, autonómico y municipal) a la izquierda. Sólo le perjudica cuando sus partidarios se abstienen de votar y las opciones de izquierda se dividen (PSOE, IU, ERC, EQUO- Compromís, etc) frente a una derecha (PP, PNV, CiU) que concentra su voto.
El sistema electoral está diseñado por distritos provinciales (en elecciones generales) con un mínimo de representantes por cada provincia para que a ninguna le falte quien le represente. Luego se aplica el sistema proporcional para respetar la pluralidad, matizada por la ley de Hont que premia a los que más votos obtienen para asegurar gobiernos estables que puedan llevar a cabo sus programas. Por último se aplica un porcentaje mínimo necesario de votos ( 3 % que impida la atomización de los parlamentos. Aún así una pequeña minoría, con muy pocos votos obtenidos, puede prostituir el programa elegido por la mayoría de los electores, al necesitar el grupo mayoritario de sus votos para poder gobernar.
Séptimo. El sistema proporcional con distrito único a secas (propugnado principalmente por Izquierda Unida y el Movimiento 15-M) resultaría injusto para provincias como Sória o Guadalajara, por ejemplo, cuya población jamás estaría representada. También hipotecaría cualquier acción de gobierno del grupo gobernante al estar siempre sometido al chantaje de uno dos diputados que a casi nadie puedan representar. Ello significaría la dictadura de pequeños grupos poco representativos sobre el deseo de la mayoría de la población. Tampoco afectaría a los grupos nacionalistas (PNV y CiU) que con el método propuesto variarían en muy poco los escaños obtenidos. Si Izquierda Unida fuese de izquierdas, si le interesase más el interés de sus representados que el suyo propio, sencillamente negociaría la inclusión de su programa y de sus candidatos con el otro grupo mayoritario de la izquierda, el PSOE. O debería concentrar su voto en varias provincias, como hacen los nacionalistas. De esta forma obtendría sus 20 o 25 diputados famosos, que es lo único que les interesa.
Añado: Si izquierda Unida defendiese los intereses de quien dice ser portavoz, con seguridad habrían conseguido 110 diputados y el PSOE 11. Pero no es así desde hace 34 años. Esa verdadera izquierda debería reflexionar que es más aliada del PP que de la clase trabajadora. Su única razón de existir es vivir a costa de los votos que pueda sacar del PSOE.
Octavo. El PSOE, como partido mayoritario de la izquierda, debería abandonar su endogamia a la hora de nutrirse de cuadros organizativos y dirigentes. Debería abrirse a los otros partidos de su izquierda integrando programas y militantes. Al fin y al cabo no dejan de ser socialdemócratas y reformistas, esa izquierda tan extrema, al someterse a unas votaciones populares. Y en todo caso cualquier utópico programa que pudiesen imponer se vería resuelto encargando su realización al ponente, a través de un departamento (o cargo) en el que sintiese cómodo. Felipe González y Alfonso Guerra vieron con claridad que, con los resultados electorales de principios de la transición democrática, jamás podrían optar a gobernar España. Por eso, allá por 1.978, optaron por ampliar su base social y cuadros dirigentes negociando la fusión con el PSOE de partidos afines (PSP de Tierno Galván y los partidos socialistas nacionalistas, como el PSPV en el caso valenciano). Hoy existe poca diferencia en programas y esquemas ideológicos con Izquierda Unida o Compromís, por ejemplo. Todo es cuestión de asumir postulados comunes y colocar debidamente a sus cargos.
Noveno. Todo partido político tiene una ideología común (que se aplica en un programa electoral) alrededor de la cual se organizan los partidarios (afiliados y simpatizantes) para llevar a cabo sus objetivos: tomar el poder político, económico y social para transformarlo. Ello resulta imposible si no hay una base social permanente que lo sustente. Ampliar esa base social (médicos, jueces, periodistas, profesores, autónomos, empleados por cuenta ajena, etc.) requiere dotarles de una ideología que puedan compartir y eso solo es posible a través de la prensa y de la propaganda. No hay mejores propagandistas que los propios militantes. Debidamente formados, claro.
Las bases ideológicas mínimas están claras: Defender el Estado de Bienestar, los derechos y libertades conseguidos y aspirar como mínimo a los avances sociales de los países del norte de Europa, con muchos años de experiencia en políticas socialdemócratas. Lo de la igualdad de oportunidades y derechos, la dignidad y la libertad, se da por supuesto. Pero además está la protección de nuestra casa común: El planeta Tierra. En lo económico, Keynes y la tradición socialdemócrata para su aplicación en tiempos buenos, y en tiempos malos, es lo propio. Por descontado, buscar la autosuficiencia económica, la independencia energética y el intercambio comercial son bases a desarrollar junto a nuestros socios europeos y, especialmente, de la Internacional Socialista. La solidaridad entre los pueblos es fundamental en nuestra ideología.
Décimo. La claridad de estos conceptos debería ser suficiente para ilusionar de nuevo a los que ahora se deprimen por un revés electoral. Puestas las bases y aplicándose en la tarea que nos espera no debería haber preocupación alguna. Eso sí, recordar algo que no es baladí: en la derecha funcionan como verdaderos comunistas. Se protegen y no dan pasos atrás. Los cargos públicos y organizativos pasan a la reserva en instituciones privadas propias cuando dejan el poder, para volver al recuperarlo o para adiestrar a los que les sucedan. Es decir, tanto si están en primer plano de la política, de la economía o de la sociedad como si están en segundo, siempre se cuenta con ellos. En la izquierda quien cae en desgracia pierde hasta el sustento. Y eso debería hacernos reflexionar.
1 comentarios:
Simplemente sobervio
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