Mañana, manifestación en el Cabañal
Los socialistas siempre tuvimos clara la necesidad de enlazar la ciudad con el mar, pero siempre de forma respetuosa con el Cabanyal, por lo que nunca optamos por la prolongación ni por la destrucción del barrio.
De hecho, dejó diferido el planeamiento en el Plan General de 1989 para analizar con detalle el mejor enlace posible sin destrucción, y cuatro años más tarde declaramos el barrio Bien de Interés Cultural, dejando clara así nuestra oposición a la destrucción del barrio y su apuesta por la protección.
Valencia ya está abierta al mar a través de los Poblados Marítimos, que también forman parte de la ciudad, y ya conecta con él a través de la avenida de los Naranjos, la avenida de Francia y la avenida del Puerto.
NUESTRA POSICIÓN: REVITALIZAR.
Lo realmente necesario para revitalizar el barrio es rehabilitar sus edificios, garantizar la pervivencia del modo de vida de sus habitantes, dignificar el espacio público y dotar la zona de equipamientos públicos. La actuación al respecto del PP ha sido claramente insuficiente, pese a que el PEPRI también contempla la rehabilitación de 560 edificios protegidos no afectados por la prolongación, la construcción de 400 viviendas de protección pública, la ejecución de 39 equipamientos y 21 actuaciones de reurbanización y aparcamientos públicos.
Lo que realmente conseguirá la prolongación de la avenida es partir el barrio en dos, acabar con su trama urbana y destruir buena parte de sus edificios protegidos. La mejor forma de recuperar el barrio es la que hemos defendido siempre los socialistas y una buena parte de los vecinos: revitalizarlo mediante la rehabilitación de sus edificios, la dignificación del espacio público, la construcción de equipamientos y la pervivencia de la forma de vida de sus habitantes.
La prolongación de Blasco Ibáñez es inviable económicamente, más aún en este momento, y, además, insostenible, pues no es reversible.
De hecho, las constructoras que formaban parte de la sociedad Cabanyal 2010 como socios privados de la Generalitat y el Ayuntamiento abandonaron la empresa hace un año. La prolongación implica expropiaciones, demoliciones, realojos y nuevas construcciones, por lo que es mucho más cara que la rehabilitación, la opción más viable económicamente y que, además, generará empleo.
Si el barrio no recibe inversiones, será porque el PP no quiere que las reciba. Vincular la inversión en el barrio con la aceptación de la prolongación de Blasco Ibáñez es un chantaje intolerable.
El Cabanyal es un barrio histórico, un conjunto arquitectónico protegido por su trama urbana y sus fachadas modernistas, que ha sobrevivido a dos grandes incendios y a los bombardeos de la Guerra Civil. Es el Partido Popular quien ha favorecido la degradación, de forma activa y pasiva, pese a ser patrimonio de toda la ciudad y de toda la Comunitat. La rehabilitación es la única medida justa con los vecinos y respetuosa con el patrimonio.
NUESTRA POSICIÓN: PROTEGER.
NUESTRA POSICIÓN: REHABILITAR.
El PP ha mostrado una mayor celeridad en enfrentarse con el Gobierno que en escuchar a los vecinos y rehabilitar el Cabanyal. Ha optado por persistir en su propósito de destruir un barrio histórico patrimonio de todos en lugar de cumplir una orden ministerial que pretende garantizar la pervivencia del patrimonio histórico del Cabanyal y de la ciudad, así como del modo de vida de sus vecinos y vecinas.
En cualquier caso, el decreto ley del Consell no deroga la orden del Ministerio de Cultura porque no tiene capacidad para hacerlo. El Cabanyal sigue siendo un conjunto histórico declarado Bien de Interés Cultural sobre el que no se puede prolongar la avenida porque constituiría un expolio del patrimonio.
TIEMPO DE CAMBIO
Ahora es el momento de la esperanza y es el momento de hablar de futuro. De un futuro dialogado que pasa necesariamente por la paralización de los derribos, la desestimación de la prolongación y, sobre todo, por la elaboración de un nuevo plan para el Cabanyal.
Un nuevo plan que debe elaborarse de forma consensuada con los vecinos de la zona y de toda la ciudad, con los expertos, las universidades, los colegios profesionales, los agentes sociales y con los grupos políticos. Un plan que, necesariamente, debe contemplar la revitalización del barrio mediante la recuperación del patrimonio de todos y no mediante su destrucción. Un nuevo plan que, a diferencia del anterior, no debe ser el fruto de una imposición del Partido Popular sino el resultado de una gran conversación que implique a toda la ciudad.
• Dignificar el Cabanyal en sus espacios mas heridos por las expectativas de demolición: la operación bandera sería la rehabilitación de la Lonja mediante convenio del Ayuntamiento con el Ministerio de Vivienda o directamente por el gobierno de España.
• Poner en marcha de la autentica oficina de rehabilitación RIVA, lo que redundaría en fomento del trabajo mediante pequeñas empresas vinculadas al barrio.
• Utilizar el patrimonio municipal de suelo adquirido en estos 11 años para suscribir un convenio de reconstrucción con las universidades para el establecimiento de un colegio mayor disperso.
• Adecuar el espacio público con especial atención al aparcamiento de coches y al carácter vecinal de las calles.
• Equipar el barrio.
• Fomentar la actividad primando la presencia de comercio de proximidad en las calles transversales.
• Crear viveros de empresas I+D+i utilizando los grandes contenedores del barrio: hay algunos grandes edificios, almacenes y antiguos astilleros de ribera dentro del tapiz urbano perfectamente adecuados para tales fines.
La financiación está al alcance. El Ayuntamiento de Valencia todavía puede incluir la rehabilitación del Cabanyal en la lista de proyectos que remitirá al gobierno para financiar con cargo al segundo Plan E.
Además, puede utilizar para la revitalización del barrio los 29 millones de euros consignados en el Plan Especial de Apoyo a la Inversión Productiva de la Generalitat para expropiar, derribar y urbanizar las zonas comprendidas entre la calle San Pedro y la calle Progreso. Podría, también, hacer uso del convenio firmado en diciembre de 2007 con el Ministerio de Cultura y la Generalitat para rehabilitar el barrio. El convenio, que el Ayuntamiento no ha aplicado, preveía la rehabilitación de 800 viviendas y destinaba para ello 10.033.612 euros, de los cuales el Gobierno central aportaba 2.763.250 euros (el 27’5%); la Generalitat, 7.245.427 (el 77’23%); y el Ayuntamiento, 24.935 (0’27%).