TODO EL PSOE ESTUVO ALLÍ
Indigna que el debate de ideas se convierta en quién amó más a Zapatero. Los gobiernos socialistas cumplieron su papel y todos nos apuntamos al carro. Quien no hizo sus deberes fue el PSOE en su conjunto, como organización. De lo que se trata es de ponerse las pilas como partido. Habrá tiempo para que la historia sitúe en sus justos términos a José Luis Rodríguez Zapatero y sus gobiernos, pero no hay que olvidar los gobiernos socialistas en municipios y comunidades autónomas porque todos estuvimos allí.
Los que tuvieron responsabilidades de gobierno, en todos los ámbitos, tanto firmantes de "Mucho PSOE por hacer" como los de "Sí estuvimos allí" y los que no estuvieron tienen todo el derecho a rectificar, si creen que se equivocaron, pero ninguno a tirarse los trastos a la cabeza y mucho menos tomando a Zapatero como excusa.
Lo que de verdad interesa al PSOE es reconstruir sus bases ideológicas con mucha claridad, marcando reglas de actuación que sirvan tanto para tiempos de bonanza como para los peores escenarios posibles sin que por ello debamos renunciar a nuestros principios, por muy presionados que estemos por las circunstancias. A partir de ahí lo más necesario es tener una organización perféctamente engrasada para actuar en todo momento y lugar, donde todos sus miembros sepan que tan importante és el que pega carteles y reparte panfletos como el que sabe dar discursos.
Se engañan los que crean que en un Congreso como el de Sevilla se va a solucionar todo. Van a hacer falta algunos congresos más y algunos líderes que, necesariamente, van a resultar fallidos hasta que el socialismo vuelva a recuperar sus fuerzas. El líder natural surgirá con el tiempo, como surgió Zapatero. Es hora de reconstruir la organización socialista no para gobernar cada cuatro años sino para transformarse y transformarnos como sociedad, de la que formamos parte.
Un aviso para los que se suman al carro de la "renovación": Las bases están hartas de "renovadores" que lo único que hacen es renovar cargos durante años. Si de verdad creen en las ideas que dicen profesar su trabajo consiste en ampliar la base social del socialismo y buscar nuevos partidarios, formarlos y darles paso.
Estar en segundo o tercer plano no es una deshonra. Cuando aprendamos a saber situar a los que dejan de estar en portada, sin que por ello pierdan su dignidad y sígan siendo útiles, habremos actuado con sentido común. González, Guerra, Almunia, Borrell, Zapatero, Rubalcaba o Fernández de la Vega no deben ser "jarrones chinos", como tampoco los militantes de base que alguna vez han tenido poder o han sido referentes. Su papel, como los de tantos otros líderes autonómicos y locales, debe ser tenido en cuenta y aprovechado para nuevas generaciones de militantes y también como referentes para la sociedad.
Buscar y encontrar savia nueva, que no quiere decir solo juventud, debe ser una de nuestras principales tareas en todo momento como organización. La formación y preparación de nuevos líderes sociales, no solo políticos o detentadores de cargos, debería ser una constante para el PSOE como organización política de la socialdemocracia, o del socialismo si se prefiere.
Las ideas y la capacidad para transformarlas en realidad requieren una organización que mime y proteja a sus afiliados de base como principal valor de propagación de esas ideas. Los afiliados y simpatizantes son el medio de comunicación natural con el resto de la sociedad de la cual forman, formamos, parte. Y esto hay que tenerlo presente siempre.
De esta forma siempre habrá base social de simpatizantes y de votantes que no se engañarán cuando coyunturalmente haya que tomar medidas duras, porque los objetivos estarán claros.
Y como todos estuvimos allí, si es preciso decir "donde dije digo, digo Diego", se dice. Y no pasa nada. Hay mucho PSOE por hacer... y sin complejos.
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