ENTREVISTA A LA EMPERATRIZ DE LA MANCHA

La Emperatriz de la Mancha ha tenido a bien conceder una entrevista en el periódico El Mundo, del que es director su gran amigo y conservador Pedro J. Ramírez.

No hay grandes novedades. Su discurso sigue instalado en la confrontación por la confrontación. No disimula que para ella lo relevante no es que ya ha ganado las elecciones regionales, lo importante es ganar las próximas generales. Y en ello se esmera. Dedica sus mejores palabras a lanzar genéricas afirmaciones amenazantes “a los socialistas y sus amiguetes”.

Nada de matices ni mucho menos de reconocimiento a las mejoras educativas, sanitarias, servicios sociales o infraestructuras que los traidores socialistas con la mala fe que les caracteriza han realizado durante este periodo. Ella no está aquí y ahora para eso. Está para lo que está. Es decir, para levantar alfombras y advertir que llevará adelante su particular ajuste de cuentas con el pasado. Al fin y al cabo, cincuenta mil votos de diferencia dan licencia para matar.

Por su parte, la periodista que realiza la entrevista, ni siquiera se toma la molestia de preguntar, se limita hacer entradillas para jalear y complacer los instintos más bajos y cutres de la Emperatriz. De hecho parece más estar pensando en su futuro empleo como tertuliana de cobro en la televisión regional que de entrevistadora a una responsable política.

Por supuesto que ni se le pasa por la cabeza interesarse por el papel del marido de la Emperatriz y sus relaciones financieras con la Caja de Castilla La Mancha o con otro tipo de operaciones financieras. Tampoco es objeto de pregunta cuáles van a ser las futuras retribuciones múltiples de la Presidenta . No interesa conocer dónde va a vivir, si en Toledo o en Madrid. Si su hijo va ser matriculado en algún colegio público de las JCCM. Ni sobre nada que pueda incomodar a su prefabricado discurso genovés.

Tampoco, como era de esperar, la periodista le ha preguntado sobre lo ocurrido con los sacerdotes de la Diócesis de Toledo. Según un diario local, están que trinan, y algunos han decidido dirigirse al arzobispo de Toledo, para solicitarle su autorización y poder ofrecer la comunión a los divorciados, como así sucedió en la misa del Corpus con la susodicha Emperatriz, contraviniendo las órdenes del Papa Benedicto XVI y el Código de Derecho Canónico. "¿Por qué Cospedal puede comulgar y el resto de los divorciados no?"

No deben ser admitidos a la sagrada comunión, entre otros, aquellos que obstinadamente persistan en un manifiesto pecado grave, como es el caso de la situación conyugal de quien dijera allá por el verano de 2006 “Mariano es mi Don Quijote”.

Para la Iglesia católica, “La Bien Pagá” se encuentra en una situación objetiva de pecado porque Roma no admite el divorcio y, por lo tanto, reprueba a todos aquellos que rompen la indisolubilidad del matrimonio para luego casarse.

En este caso, la infracción eclesiástica es doble, porque no solo ella es divorciada, también su actual marido es separado de su primer matrimonio. La Santa Sede no titubea al asegurar que los divorciados pueden ir a misa, pero no comulgar. Todo esto sin tener en cuenta que en su momento fue madre soltera, estatus social no aceptado por la Iglesia.

¿Deberán los párrocos permitir a los divorciados acercarse o no a recibir la comunión? ¿Lo sucedido con Cospedal es una excepción?, y de ser así, ¿Por qué? ¿Pueden discriminar a los feligreses y conceder la comunión a unos divorciados y a otros no?

¿Lo sabía el arzobispo? Siempre hay que conceder el beneficio de la duda, aunque es vox populi que la señora presidenta tuvo un hijo por fecundación in vitro, es divorciada y su esposo, también.

A cambio de este perdón, la Emperatriz de la Mancha, fervorosa creyente, está dispuesta de devolver a su amigo Rouco, la gloria que le han usurpado los rojos. Acabar con el matrimonio homosexual, con el aborto, imponer la mantilla y la peineta en los actos religiosos, volver a poner el crucifijo en los colegios, segregar a niños y niñas, etc… es el precio.

Solo me queda apuntar que para quienes no tenemos creencias, la democracia es nuestra religión.

Fdo.: Jacinto Aroca