La sesión ordinaria del Pleno celebrado el pasado miércoles 27, fue la elegida por el Movimiento 15 M de Massamagrell, como plataforma de presentación ante las distintas fuerzas políticas que componen la corporación municipal. El objeto no era otro que exponer sus objetivos y propuestas de mejora para el pueblo, rogando por tanto la colaboración del ayuntamiento.
El 15 M, como me imagino que todos sabéis, aglutina, sin duda, a personas que comparten tres valores ilustrados: la libertad, la igualdad y la fraternidad, es decir, se trata de un Movimiento afín con Declaración Unviersal de los Derechos Humanos.
Este Movimiento, con el que me identifico en la mayor parte de sus reivindicaciones, pero no con todas, promueve el valor de la libertad, la solidaridad, el progreso, la paz, la justicia, la igualdad de derechos y de oportunidades, derechos cívicos, racionalismo, laicismo, defensa de los intereses comunes y respeto a las minorías, defensa de los más débiles y protección de los más necesitados, y lucha contra la corrupción, la injusticia, la opresión y los privilegios de algunos. Se alaba el pluralismo de ideas y se condena el pensamiento único.
Desde esta corriente se denuncia que son demasiados los políticos que son vistos como una clase de privilegiados que se perpetúan en sus puestos de poder. Con demasiada frecuencia, se ve a los partidos políticos como maquinarias impersonales de poder, donde los aparatos dominan sobre las ideas y sobre las personas. En demasiadas ocasiones los partidos imponen en sus listas a unos candidatos fieles al candidato de turno quien a su vez, también en demasiadas ocasiones, una vez elegidos se alejan de los electores. En otras, aparecen frecuentemente candidatos implicados en procesos de corrupción.
El Movimiento 15 M apareció como un despertar de la conciencia ciudadana aparentemente dormida, ejerciendo por un lado un papel catalizador, sobre todo a los jóvenes y por otro, ha tenido una clara influencia agitadora en los partidos, que se han dado cuenta que no podían seguir ignorando las demandas de la ciudadanía. Bienvenidos sean.
Soy plenamente consciente que la diversidad y pluralidad a la que anteriormente he hecho referencia, de quienes participamos de alguna manera, ha provocado que entre las justas aspiraciones a una mayor participación en las decisiones políticas junto a una exigencia de responsabilidades del conjunto de políticos, se hayan mezclado propuestas difícilmente justificables. Se equivocan quienes piensan en serio que unas asambleas, en las que participo libre y voluntariamente y, unas votaciones de quienes asistimos a ellas, puedan sustituir la soberanía popular expresada en unas elecciones democráticas con voto universal y secreto.
Del mismo modo, me niego aceptar que aunque la clase política comparte en conjunto una gran parte de la responsabilidad, que algunas fuerzas minoritarias, tanto de derechas como de izquierdas, intenten equiparar al Partido Popular con el Partido Socialistas Obrero Español. Eso es incurrir en una grosera simplificación.
Es comprensible y normal, que en una corriente de pensamiento como es el Movimiento 15 M que pretende “una revolución” se arremeta contra todos los poderes existentes, pero pretender culpar a la crisis en conjunto, al sistema que nos rige, a los bancos, a los políticos, a los empresarios…, tan solo se puede calificar de poco riguroso.
Quiero expresar mi más profundo rechazo a la abstención a favor del voto. La democracia se puede y debe mejorar, pero los cambios hacía el bienestar y hacia el futuro siempre se han conseguido con el voto. La capacidad de trasformar esta sociedad, se consigue con el voto de la mayoría progresista. Es el voto lo que mejora la democracia. Lo que construye el camino de la libertad. Es el voto la expresión para ser críticos exigentes.
Las pasadas elecciones del 22 M, han provocado un tsunami en forma de triunfo arrollador del Partido Popular y un fracaso del Partido Socialista Obrero Español en casi toda España. Este resultado electoral, no puede dejar de impresionarnos y hacernos reflexionar ¿En qué medida ambos acontecimientos – 15 M y resultados electorales – están relacionados? El electorado más allá del alcance local de las elecciones ha querido castigar al gobierno del Partido Socialista, pero ¿hasta qué punto puede estar justificado este castigo? ¿no han servido de nada las leyes de igualdad, de matrimonio de homosexuales, de ayuda a al dependencia, de ampliación de la ley de aborto, del proyecto de ley sobre una muerte digna, las medidas de protección a los desempleados etc.?
Quienes padecemos el gobierno del Partido Popular en comunidades autónomas y en ayuntamientos, con el consiguiente deterioro progresivo en los servicios sociales básicos y el despilfarro a través de proyectos megalómanos, a parte de ciertas limitaciones de las libertades básicas, sabemos de lo que hablamos.
Estoy convencido de que si de puede culpar al gobierno del Partido Socialista Obrero Español de su vacilaciones y cambios de rumbo en cuestiones económicas, generando estas, profundas desorientaciones a sus electores.
Al comienzo de la crisis, nuestro presidente Rodríguez Zapatero, creyó que se podía hacer política al margen de la economía, e impulsó, desoyendo a Solbes, medidas de gasto injustificadas y contraproducentes, al menos para quien suscribe. Cuando se vio obligado a reconocer la crisis, perdió lamentablemente más de un año antes de emprender otras medidas más necesarias, no sabiéndose explicar la necesidad de las mismas. Vaya por delante, que personalmente no comparto ni justifico alguna de ellas.
Y aquí es donde ha surgido, o se ha acentuado, el alejamiento de los ciudadanos que tendían derecho a una explicación convincente, por ello, muchos votantes o potenciales votantes consideren al Partido Socialista, de forma totalmente injusta, equiparables a la derecha neoliberal.
Teniendo en cuenta que entre los indignados debía haber muy pocos votantes del Partido Popular, parece que al menos a corto plazo, la movilización ha perjudicado profundamente al Partido Socialista, perjuicio este, no compensado suficientemente por el aumento de otras fuerzas de izquierda. ¿Quiere ello decir que el 15 M ha sido perjudicial para la izquierda en su conjunto? No creo que se deba sacar esta conclusión, creo más bien que deben extraerse conclusiones positivas, sobre todo a medio y largo plazo. El Movimiento 15 M, puede ser tremendamente positivo. Ha servido para despertar las conciencias en torno a una serie de aspiraciones esenciales para la izquierda. El impulso de cambio y la ilusión que ha generado no debe perderse. Las reivindicaciones más válidas y más compartidas, deben continuar por muy complicada que parezca su consecución. También debe servir como una advertencia a los partidos políticos, sobre todo a los de izquierda, que no pueden ignorar lo sucedido.
Pero, igualmente, los organizadores y quienes participamos en las movilizaciones debemos comprender que la consecución de las reivindicaciones, será prácticamente imposible si se pretende permanecer alejado de la política real.
Se debe organizarse en estructuras con forma representativa, el sistema asambleario se agota en sí mismo rápidamente. Se precisa constituirse en un movimiento sociopolítico organizado, concretar sus reivindicaciones y negociarlas con partidos políticos.
Otra vía posible es la de constituirse en un partido político, cosa que en mi opinión, sería lamentable, pues ahondaría aún más en la división de la izquierda, o bien integrarse en alguno de los partidos existentes para impregnarlos de sus ideas.
En este sentido y para concluir, recordaré que Stéphane Hessel, uno de los inspiradores de este Movimiento, recomendaba a los jóvenes que se integrasen masivamente en el Partido Socialista para enriquecerlo con sabia nueva. Quizá sería bueno que le hiciesen caso.
Jacinto Aroca
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