POR LA MEMORIA HISTÓRICA
Hoy se cumplen 75 años de la sublevación del ejército contra la República en el año 1936, circunstancia esta que congeló la esperanza modernizadora de los españoles para los siguientes cuarenta años.
Bien es cierto que haciendo honor a la historia, la conspiración antigubernamental se desató en serio en 1932. Abortado el golpe del general Sanjurjo en agosto, los descontentos pronto reanudaron sus actividades subversivas. Las vastas reformas políticas, sociales, culturales y económicas del bienio progresista constituyeron un desafío inaceptable. Sobre todo las últimas, con su promesa de reforma agraria que una buena parte de las derechas trató de aguar todo lo posible.
En febrero de 1936, celebradas las elecciones generales, la derecha vio sus expectativas frustradas. El triunfo lo obtuvo la coalición del Frente Popular. La reacción de la derecha no se hizo esperar. Había que derribar por la fuerza al nuevo Gobierno republicano y socialista.
Telemadrid ha estrenado esta semana una serie con motivo del 75º aniversario del inicio de la Guerra Civil. La serie, contará con un total de 13 documentales producidos por la Fundación San Pablo CEU. El primer capítulo titulado “El asesinato de Calvo Sotelo”, ha provocado la reacción de numerosos historiadores, entre ellos, Santos Juliá, quien señala que se trata de “una lamentable manipulación” destinada a presentar la Guerra Civil como “la inevitable consecuencia del asesinato” del diputado de derechas por parte de los socialistas.
El enfoque documental está lejos de ser casual, pues la dirección y guiones están a cargo de los historiadores Alfonso Bullón de Mendoza y Luis Eugenio Togores Sánchez, de declarada ideología franquista.
El primer de los historiadores reseñados, ex rector de la universidad San Pablo CEU, organiza todos los años el congreso “La otra memoria” para debatir sobre los crímenes en la zona republicana cometidos por “socialistas y comunistas”. Autoproclamado defensor de Mussolini y calificando el poder de semejante tirano en Italia como “ráfaga de aire fresco en toda Europa.
El segundo de ellos, Togores Sánchez, se definió el pasado año en una conferencia sobre la Falange, en la que milita desde hace tres décadas, como “un falangista franquista” y considera normal la represión de los falangistas contra “los rojos”, afirmando que de haber estado en la misma situación, sin lugar a duda, estaría manchado de sangre.
En los dos primeros documentales, aplaudidos entre otros por ABC o Intereconomía, son entrevistados personajes como Ricardo de la Cierva, historiador y autodefinido como “anticomunista, antimarxista y antimasónico, católico, español y tradicional en el sentido correcto del término y Juan Velarde, falangista que dirigió la sección económica del diario Arriba, órgano del Movimiento y actual economista de las FAES.
Bien es cierto que haciendo honor a la historia, la conspiración antigubernamental se desató en serio en 1932. Abortado el golpe del general Sanjurjo en agosto, los descontentos pronto reanudaron sus actividades subversivas. Las vastas reformas políticas, sociales, culturales y económicas del bienio progresista constituyeron un desafío inaceptable. Sobre todo las últimas, con su promesa de reforma agraria que una buena parte de las derechas trató de aguar todo lo posible.
En febrero de 1936, celebradas las elecciones generales, la derecha vio sus expectativas frustradas. El triunfo lo obtuvo la coalición del Frente Popular. La reacción de la derecha no se hizo esperar. Había que derribar por la fuerza al nuevo Gobierno republicano y socialista.
Telemadrid ha estrenado esta semana una serie con motivo del 75º aniversario del inicio de la Guerra Civil. La serie, contará con un total de 13 documentales producidos por la Fundación San Pablo CEU. El primer capítulo titulado “El asesinato de Calvo Sotelo”, ha provocado la reacción de numerosos historiadores, entre ellos, Santos Juliá, quien señala que se trata de “una lamentable manipulación” destinada a presentar la Guerra Civil como “la inevitable consecuencia del asesinato” del diputado de derechas por parte de los socialistas.
El enfoque documental está lejos de ser casual, pues la dirección y guiones están a cargo de los historiadores Alfonso Bullón de Mendoza y Luis Eugenio Togores Sánchez, de declarada ideología franquista.
El primer de los historiadores reseñados, ex rector de la universidad San Pablo CEU, organiza todos los años el congreso “La otra memoria” para debatir sobre los crímenes en la zona republicana cometidos por “socialistas y comunistas”. Autoproclamado defensor de Mussolini y calificando el poder de semejante tirano en Italia como “ráfaga de aire fresco en toda Europa.
El segundo de ellos, Togores Sánchez, se definió el pasado año en una conferencia sobre la Falange, en la que milita desde hace tres décadas, como “un falangista franquista” y considera normal la represión de los falangistas contra “los rojos”, afirmando que de haber estado en la misma situación, sin lugar a duda, estaría manchado de sangre.
En los dos primeros documentales, aplaudidos entre otros por ABC o Intereconomía, son entrevistados personajes como Ricardo de la Cierva, historiador y autodefinido como “anticomunista, antimarxista y antimasónico, católico, español y tradicional en el sentido correcto del término y Juan Velarde, falangista que dirigió la sección económica del diario Arriba, órgano del Movimiento y actual economista de las FAES.
La serie silencia que entre que entre el crimen de Calvo Sotelo y la guerra medió una rebelión militar y que el diputado asesinado estaba de acuerdo con esa acción y en contacto con los golpistas. En cualquier caso, al igual que Juliá no cabe más que calificar el crimen como un error y que la tibia reacción del Gobierno complicó la situación, pero que en ningún caso el golpe fue desencadenado por la muerte del político de derechas.
Los sindicatos de Telemadrid, condenan lo que consideran una argucia ideológica y una entrega de la cadena pública a “revisionistas falangistas y ultracatólicos” exigiendo la dimisión del director de los informativos.
Quien suscribe, ha podido ver el capítulo en cuestión y al igual que los sindicatos, no cabe más que calificarlo de bazofia sectaria hecha desde un punto de vista monolítico de la extrema derecha, en el que se eleva a la categoría real, histórico y verdadero, comentarios y opiniones particulares e interesadas, es decir, una entrega de la cadena pública a revisionistas y ultracatólicos.
Es triste ver como a día de hoy, todavía la guerra civil genera discusiones apasionadas y en incontables ocasiones crispadas. Fenómeno difícil de explicar. Tal vez, se deba a que durante demasiados años se ha estado intencionadamente desfigurando la realidad. Hasta hace pocos años, lo que nos llegaba no eran apuntes de historia, sino simplemente discursos realizadas por seudo historiadores cuyo objetivo no era el descubrimiento y el análisis de lo ocurrido, sino más bien la propaganda política en busca de sus propios convencimientos.
En honor a quienes dieron sus vidas por la democracia, la libertad, la igualdad, soy de quienes consideran insuficiente el que el Congreso de los Diputados estudie hacer una declaración institucional por el aniversario de la guerra civil; debería celebrarse un acto de condena.
Algo impensable, ya que el Partido Popular si bien en sus estatutos se solidariza con las víctimas de cualquier violencia, en los ayuntamientos que gobierna, mantiene símbolos franquistas y obstaculizan iniciativas o funerales de víctimas exhumadas e identificadas. Sirva de ejemplo lo ocurrido en el municipio cordobés de San Sebastián de los Ballesteros, que a pesar de mantener recuerdos imborrables de hechos fraticidas, su actual alcaldesa, genuina y genovesa, se ha negado a celebrar un homenaje a las víctimas del franquismo.
Siguiendo en esta línea de atropellos, es necesario recordar que una querella del sindicato ultraderechista Manos Limpias (manda huevos lo de limpias) a la que se adhirió la Falange Española, haya llevado a Garzón al banquillo de los acusados, donde será juzgado como supuesto autor de un delito de prevaricación por investigar los crímenes del franquismo.
Mientras en ayuntamientos como el de Valencia, sigue teniendo como alcalde honorífico al mayor asesino que nuestra historia reciente a conocido, Generalísimo Francisco Franco.
No puedo sino recordar parte de algunos fragmentos de quienes ensalzaron y glorificaron a semejante verdugo.
“Franco dejó un país próspero y modernizado…La dictadura de Franco nació de una guerra provocada por las izquierdas, que por desgracia conserva demasiados ramalazos de aquella época” (Pío Moa – Historiador de cabecera de Aznar)
Quien suscribe, ha podido ver el capítulo en cuestión y al igual que los sindicatos, no cabe más que calificarlo de bazofia sectaria hecha desde un punto de vista monolítico de la extrema derecha, en el que se eleva a la categoría real, histórico y verdadero, comentarios y opiniones particulares e interesadas, es decir, una entrega de la cadena pública a revisionistas y ultracatólicos.
Es triste ver como a día de hoy, todavía la guerra civil genera discusiones apasionadas y en incontables ocasiones crispadas. Fenómeno difícil de explicar. Tal vez, se deba a que durante demasiados años se ha estado intencionadamente desfigurando la realidad. Hasta hace pocos años, lo que nos llegaba no eran apuntes de historia, sino simplemente discursos realizadas por seudo historiadores cuyo objetivo no era el descubrimiento y el análisis de lo ocurrido, sino más bien la propaganda política en busca de sus propios convencimientos.
En honor a quienes dieron sus vidas por la democracia, la libertad, la igualdad, soy de quienes consideran insuficiente el que el Congreso de los Diputados estudie hacer una declaración institucional por el aniversario de la guerra civil; debería celebrarse un acto de condena.
Algo impensable, ya que el Partido Popular si bien en sus estatutos se solidariza con las víctimas de cualquier violencia, en los ayuntamientos que gobierna, mantiene símbolos franquistas y obstaculizan iniciativas o funerales de víctimas exhumadas e identificadas. Sirva de ejemplo lo ocurrido en el municipio cordobés de San Sebastián de los Ballesteros, que a pesar de mantener recuerdos imborrables de hechos fraticidas, su actual alcaldesa, genuina y genovesa, se ha negado a celebrar un homenaje a las víctimas del franquismo.
Siguiendo en esta línea de atropellos, es necesario recordar que una querella del sindicato ultraderechista Manos Limpias (manda huevos lo de limpias) a la que se adhirió la Falange Española, haya llevado a Garzón al banquillo de los acusados, donde será juzgado como supuesto autor de un delito de prevaricación por investigar los crímenes del franquismo.
Mientras en ayuntamientos como el de Valencia, sigue teniendo como alcalde honorífico al mayor asesino que nuestra historia reciente a conocido, Generalísimo Francisco Franco.
No puedo sino recordar parte de algunos fragmentos de quienes ensalzaron y glorificaron a semejante verdugo.
“Franco dejó un país próspero y modernizado…La dictadura de Franco nació de una guerra provocada por las izquierdas, que por desgracia conserva demasiados ramalazos de aquella época” (Pío Moa – Historiador de cabecera de Aznar)
"Es evidente que el glorioso alzamiento popular del 18 de julio de 1936 fue uno de los más simpáticos movimientos político-sociales de que el mundo tiene memoria. Los observadores imparciales y el historiador objetivo han de reconocer que la mayor y la mejor parte del país fue la que se alzó, el 18 de julio, contra un Gobierno ilegal y corrompido, que preparaba la más siniestra de las revoluciones rojas desde el poder” (Manuel Fraga Iribarne)
"Vientos de revancha son los que parecen traer algunos de los Ayuntamientos recientemente constituidos. Las calles dedicadas a Franco y a J. Antonio lo estarán a partir de ahora la Constitución. En Valencia la Plaza del caudillo pasará a llamarse del País Valencia . Y no hemos hecho mas que empezar. Se dedican a borrar la historia " ( J.Mª Aznar. La Nueva Rioja. 9.5.79)
Y es que hay momentos en la vida de algunos polícitos, en que lo mejor que se puede hacer es no despegar los labios.
Jacinto Aroca
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