IZQUIERDA Y CAMPAÑAS ELECTORALES
Hace mucho tiempo que las campañas
nacionales, por lo menos en la izquierda, se deja en manos de lo que
transmitan los candidatos en los medios de comunicación. Las
estructuras locales (autonómicas y municipales) se limitan a uno o
dos actos de compromiso (mitines) por localidad o distrito, organizar
la pegada simbólica de unos cuantos carteles y la colocación de
pancartas, amén del reparto de panfletos en mercados y buzones.....
y poco más. El resto de campaña va de análisis de encuestas en
tertulias y preparación de estas actividades en las sedes,
asegurando en todo caso una mínima presencia en los actos centrales
de la campaña electoral.
Son campañas muy diferentes a las
autonómicas y municipales, en las que el poder político es mucho
más asequible para las bases militantes. También son muy diferentes
, todas las campañas de la última década, a las que se realizaban
en el siglo pasado. Hoy la radio y la televisión acaparan todo el
peso movilizador. El debate en televisión de los principales
candidatos es el centro referente de atención para reafirmar
posiciones y ganar algún que otro despistado ,que decidirá su voto
a última hora. Internet avanza con fuerza a través de las redes
sociales como elemento dinamizador de las nuevas campañas políticas,
pero aún cede su protagonismo a los medios clásicos (prensa, radio
y televisión) pese a su potencial poder de persuasión “boca a
boca”.
La izquierda de “periódico”, su
ideología la marcan los medios de comunicación preferidos, se deja
llevar por amores a supuestos ideales partidarios, tan cambiantes
como las noticias que se producen día a día. La otra izquierda, la
“de toda la vida”, aún está (estamos) en que cualquier tiempo
pasado fue mejor. Todos tenemos en común que no queremos perder los
derechos conseguidos con gran esfuerzo en las últimas décadas, pero
también somos conscientes de que nuestro “estado de bienestar”
aún está a años luz de los referentes europeos del norte del
continente.
Ante esta tesitura, campañas por
delegación en los medios y falta de consistencia ideológica, no es
difícil imaginar que el electorado no pueda distinguir lo que somos
unos y lo que son otros. Lo normal es cambiar de bando cuando no se
percibe beneficio, por muchas razones que se den.
En estas elecciones generales que se
celebrarán el próximo domingo nos encontramos con un Partido
Socialista desgastado por su lucha en solitario contra la crisis
económica, que ha tenido que variar su rumbo forzado por las
presiones intervencionistas de Europa (Francia y Alemania) para
evitar el derrumbe económico tal y como ha pasado en Portugal,
Italia y Grecia (en lo que respecta a la área mediterránea).
Con un presidente como Rubalcaba, que
es físico y habla alemán como la Merkel, además de un fluido
inglés y francés, nos iría mejor en el futuro. Ello, teniendo en
cuenta además que las previsiones electorales en Europa sugieren un
cambio hacia posiciones más de izquierda en Francia y Alemania, que
puede posibilitar un entendimiento desde bases más protectoras para
el estado de bienestar social y la reactivación económica, por fin,
fundamentada en la inversión pública productiva más que en el
recorte y la privatización.
Por contra, tenemos en frente a un
Partido Popular que ha boicoteado todas las acciones del gobierno
socialista en favor de la ciudadanía allá donde gobernaba. De esta
forma y auxiliado por la mayoría de los medios de comunicación,
toda la acción del gobierno socialista se percibe como papel mojado
por una gran mayoría del electorado. Hay que reconocerlo: mientras
unos trabajaban (los socialistas), los otros se dedicaban a la prensa
y la propaganda (los populares). Y prima siempre lo segundo sobre lo
primero cuando no existe espíritu crítico.
Resultaría paradójico que fuese la
clase trabajadora funcionarial, la más instruida, la que facilitase
el acceso al gobierno de España del Partido Popular, como lo ha
hecho en ayuntamientos y autonomías en las pasadas elecciones
locales. Y sería así porque han sido los funcionarios (médicos,
maestros,etc) los primeros en conocer de primera mano el programa
electoral del PP. Del resto de la clase trabajadora, menos instruida
y por lo tanto con menos consciencia ideológica, se puede esperar
cualquier cosa, no en vano es el sector social más castigado.
Dependerá de lo que digan amigos, vecinos y familiares. Y, sobre
todo , de lo que diga la tele.
Puede ser que lo dicho último no case
con lo primero. No es así. Las campañas electorales tienen mucho
que ver con refrescar la memoria, en muy poco tiempo, a los
electores; sean funcionarios, profesionales autónomos o simples
asalariados, amén de jubilados, pensionistas o parados. Y cada uno
tiene su medio de información preferido.
De momento no se planifican como un
todo, que utilice todos los medios y tecnologías al alcance: Se
abandona el boca a boca por boletín, se abandona boletín por página
web, se abandona página web por facebook..... y así así.
Habrá que revisar, para el futuro, el
papel de las bases de los partidos de izquierda, no digo solo
socialistas, en las sucesivas campañas electorales.
2 comentarios:
Carlos, siempre es grato leer tus artículos. Sin embargo, sigo hechando en falta opiniones de otros compañeros, que sin duda influenciarían más en el voto de quienes entren en esta página y puedan leer algún artículo de opinión.
Pienso... luego escribo. Ja ja ja.
Si, yo también creo que otros compañeros mejor preparados y con mayor ascendencia (influencia) podrían opinar políticamente. Supongo que se confía plenamente en nosotros, aunque también estemos faltos de tiempo para estos menesteres.
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