REACTIVAR LA ECONOMÍA: INVERTIR, NO RECORTAR
Todo el mundo coincide que el principal
problema es el desempleo. Como solución se propone “crear empleo”,
¿ no es estúpido ?. Todo son programas, planes y legislación
laboral que estimule la contratación. Tales como despidos más
baratos, subvenciones por contratar jóvenes, disminución de
horarios, congelaciones y recortes de sueldos, ampliación de
subsidios a parados y otras medidas de abaratamiento del coste
laboral. Hasta la fecha ninguna de esas medidas ha servido para nada,
salvo para acelerar la destrucción de empleo.
Estas medidas no son privativas de
España. Estados Unidos y Europa han sido y siguen siendo los
abanderados de estas políticas milagrosas como solución a la
crisis. España es una más que sigue la panacea del recorte. Bien es
cierto que, cuando se depende de financiación externa, quien
financia pone las condiciones. Y estas condiciones no permiten
invertir en generar actividad y por lo tanto empleo. Contrariamente a
lo que se cree, se financia para llegar a fin de mes, para
entendernos, y para ello se exige el recorte de gastos. Ese ahorro en
recortes es el interés que, junto al capital prestado, se tendrá
que devolver a medio y corto plazo. De esta forma solo se puede
llegar a una situación de colapso total. No hay salida. Ejemplo
Grecia.
Para estimular el empleo no hay otra
solución que mover el dinero hacia actividades productivas, no
especulativas. Un emprendedor o un empresario pondrá en el mercado
su producto o su servicio si alguien le financia (el banco); si hay
comprador (un parado con subsidio puede serlo), seguirá vendiendo y
necesitará más empleados que contratar. De esta forma las
administraciones públicas podrán cobrar impuestos para reinvertir
de nuevo y volverá a funcionar la rueda. La clave está en que los
bancos suelten el dinero de una vez por todas.
Es necesaria una coordinación
internacional común. El problema es que los organismos
internacionales que pueden orientar y coordinar ( FMI, Banco
Mundial, Banco Central Europeo, etc ) está plagado de funcionarios
neoliberales que no aciertan ni una, y sus recetas (los famosos
recortes) ya sumieron en el atraso y la pobreza a los países
sudamericanos durante décadas. Tarde o temprano tendrán que
recurrir a Keynes y la inversión pública a gran escala para salir
de la crisis, como se demostró en el pasado.
En el supuesto de que los dirigentes y
gobiernos europeos entrasen en razón, controlando los mercados y sus
movimientos de capitales ( tasa Tobin, expulsión de títulos no
productivos, prohibición de operaciones a corto plazo, penalización
de grandes flujos de capital sin justificar y otras medidas) el
siguiente paso sería implantar el eurobono como paraguas de
protección para la zona euro y la liberalización de un fondo común
con créditos a muy largo plazo e interés muy bajo, para que los
Estados como Grecia pudiesen reactivarse económicamente.
Ello implica dar margen a los gobiernos
para la inversión a gran escala en actividades productivas que
generen empleo de forma sostenible. Es decir, emplear el gasto
público para mover el capital y crear expectativas a la empresa
privada para que vuelva a ser el motor de la economía.
Inversión pública, no recortes.
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