ADIÓS SOCIALISMO, ADIÓS

Es ilustrativa la cara que se le pone a Rubalcaba al reconocer que Zapatero le ha “convencido” de que hay que limitar el gasto público vía reforma constitucional, cuando ya lo había pactado con Rajoy y sin conocimiento del candidato socialista.

Si un capitán decide poner proa hacia aguas rocosas y saltar del barco, al menos debe dejar libres las manos a los que se quedan en el barco. El techo de gasto público (hipotecar el estado de bienestar social cuando vengan tiempos mejores) es atar de manos y pies a los futuros gobernantes. Nadie en su sano juicio podría estar de acuerdo, salvo enajenación colectiva.

Excusarse en una coyuntura económica por muy grave que sea, como la actual, para modificar la Constitución en un tema tan pueril, solo podría venir de las mentes pensantes de la derecha. Pero no ha sido así. Millares de militantes y simpatizantes socialistas se habrán quedado con la cara de “flor de loto” por semejante pacto que no figuraba en ningún programa ni de izquierdas ni del propio PSOE.


De un año a esta parte, esos “recortes” y “ahorros” a los que nos obligan los mercados, el FMI, las agencias de ráting , Francia y Alemania, solo han servido para ser engullidos por los propios mercados, que no son otros que los operadores financieros (bolsa, bancos, etc).  Sacarse un conejo de la chistera (fijar máximos de gasto en la Constitución) para "dar confianza" a esos mercados, no soluciona nada y obliga a tener que reformar de nuevo la Constitución en otro momento. Los mercados no son los pequeños ahorradores que ponen su capital para obtener beneficios rápidos, pues estos sólo hacen lo que le aconsejan los operadores, los grandes beneficiarios sin exponer capital. Es a los operadores a quienes hay que controlar y poner límites, porque son los que están fundiendo el ahorro de los recortes efectuados por los Estados. Ese dinero, fundamental para volver a la normalidad, desaparece en una agujero negro sin fin porque es carnaza para los tiburones financieros. Más vale un pacto de los Estados para eliminar a esos tiburones que reformas constitucionales que no les afectan, salvo para tenernos más acorralados si cabe.


Tarde o temprano, cuando se recobre la cordura, los dirigentes mundiales (sobre todo los europeos) tendrán que pensar que si el dinero no circula, es decir, si a todos nos da por no gastar, la actividad se paraliza y se cierran empresas. Al no haber de donde sacar dinero vía impuestos, tampoco se podrá subsidiar a los parados. Y eso es lo que está pasando en Europa con políticas caseras que no benefician a nadie. Cuando a Francia y a Alemania les empiecen a tocar los bonos soberanos como a España, Italia, Portugal, Irlanda y Grecia, veremos lo que pasa.


Como en la Gran Depresión del 29 ( hace 80 años) que se hizo lo mismo que se está haciendo ahora, la crisis está muy lejos de ser solucionada, mande quien mande, hasta que no se controlen los mercados con una acción conjunta mundial (Tasa Tobín y límite de movimiento de capitales) y se imponga la acción pública de las administraciones.

Está muy claro que si la actividad privada no funciona por miedo o por falta de capital circulante alguien tendrá que hacerla funcionar. Si las administraciones públicas no aplican un gasto en infraestructuras, en tecnología, en educación o en cualquier otra actividad que permita la participación y permanencia de las empresas privadas, estas desaparecerán. Si las administraciones no subsidian a los parados, estos no podrán comprar y por lo tanto las empresas no podrán vender sus productos y cerrarán enviando más gente al paro. Al no poder recaudar impuestos por cierre de empresas y falta de ingresos en las familias es obvio que el Estado no podrá tampoco subsidiar a nadie. Es la pescadilla que se muerde la cola y en esa estamos.

Es comprensible que el gobierno de España haya tenido que cambiar de política económica, siendo que la deuda privada (la de las familias y empresas hipotecadas) era excesiva en nuestro país y los que nos prestaban el dinero del extranjero prefirieron cobrárselo de la deuda pública (más saneada) porque, al fin y al cabo, era la caja colectiva de todos los españoles. Si no se hubiese hecho así nadie nos prestaría y estaríamos en la misma situación que Grecia. Lo peor es que lo que nos prestan, y que estamos pagando con intereses altísimos, no sirve para invertir en generar actividades económicas que muevan el dinero y poder de esta forma recuperarse.

Todo se va para la especulación y seguirá siendo así hasta que en Europa se den cuenta de que la solución es colectiva y el interés deba primar para el conjunto. Por mucha locomotora alemana que se espere que tire de los demás países, si estos no le venden ni compran porque no pueden reactivarse económicamente, Alemania también se irá al garete y con ella todos los demás.

Visto este panorama, que lo dicen los economistas independientes, cuando venga el momento de la recuperación, hará falta invertir y por lo tanto excederse de cualquier tope por muy inconstitucional que sea. Atar de manos y pies, como se ha dicho anteriormente, a los futuros gobernantes, llámese Rubalcaba o Rajoy, o Perico de los Palotes, es de una irresponsabilidad supina.

Cualquier política social, o de devolución de impuestos vía inversiones, quedará hipotecada para el partido que sea, especialmente para el partido socialista, con esta reforma constitucional. Es más grave todavía que no se permita a través de referéndum la opinión de los afectados, que somos todos los ciudadanos, no un partido u otro.

Lo lógico, lo normal, es dar por terminada esta legislatura cuanto antes y que se la ventilen los que vengan. Es de muy mala leche joder al que te sucede (Rubalcaba), sin darle opción a decidir, a no ser que quiera tragar con el sapo. A buenas horas Mourinho nos destroza la selección.