M.ª Ángeles López de Celis presentó su libro "El Síndrome de Alí Babá" en Valencia.
Es psicóloga y funcionaria, secretaria de los cinco primeros presidentes de Gobierno de la democracia, ahora denuncia la corrupción a través de su libro de la Editorial Espasa: "El Síndrome de Alí Babá"
Al mismo tiempo que presentaba este libro en Valencia, el exvicepresidente de Camps estaba declarando en el TSJ... muy oportuno.El caso de Camps es uno de los más flagrantes y que más ha indignado a la ciudadanía. Con la sentencia de los trajes se nos quedó una cara... Grabaciones, facturas, correos electrónicos... blanco y en botella. Y luego resulta no culpable, como si nos hubieran tomado el pelo.
¿La Comunitat Valenciana es uno de los epicentros del mapa de la corrupción?
En el tema urbanístico no hay comunidad autónoma que se libre. Pero quizá Madrid, Valencia y Andalucía son los vértices del mapa, las que tienen más casos y más escandalosos. Baleares también. La Fiscalía ha llegado a dar número para hacer los registros.
Alí Babá tenía una banda de 40. Pues se ha quedado corta. Usted cuenta 800 cargos públicos imputados.
Sí, y 100 se han presentado a las últimas elecciones.
¿Los electores avalan, consienten o no castigan la corrupción?
Los ciudadanos también tenemos culpa. No podemos volver la cabeza, acostumbrarnos a este tipo de cosas. Y menos en un momento en que miles de personas pierden su puesto de trabajo cada día.
¿Marbella se lleva la palma?
Sí, Malaya. Ahora Pantoja, pero antes Gil, el otro con un cuadro de Miró colgado en el baño con una alcayata... Surrealista total.
¿Es usted una indignada?
Claro. Indignadísima. Este libro nació de la indignación, las semanas previas al 15M, despertándonos cada día con un capítulo nuevo de Atraco a las tres. Ese movimiento me pareció la única solución.
Corrupción ha habido siempre. Pero ¿hemos pasado del brote a la epidemia?
Sí he notado el cambio, porque la sociedad también se ha corrompido, hay una falta de valores, culto al dinero...
¿Entonces, tolerancia cero?
Efectivamente. La corrupción es un problema de todos y no de ideología. Somos muy dados a exculpar a los cercanos y cargar las tintas sobre el vecino de enfrente.
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