PSOE: LO QUE HAY QUE HACER

Viendo las listas de los delegados que se amparan en Chacón y Rubalcaba, se puede comprobar cómo renuevan sus posiciones los renovadores de toda la vida, los que ganaron siempre, ganase o se perdiese. Con el proyecto no hay problema, alguien lo arreglará para que el candidato o candidata se sientan cómodos para optar a gobernar. Es lo que hay.

La cuestión es si el ciudadano votante admitirá a los mismos líderes y a los que detrás se amparan. Si el proyecto, además, es un maquillaje "socialdemócrata" pero a la hora de la verdad son políticas similares a las que pueda realizar la derecha nadie va a volver a reenganchar a ese ciudadano. La alternativa debe ser real e ilusionante.

El PSOE envejece igual que nuestra sociedad, física y mentalmente. El principal trabajo del Secretario o Secretaria General y su equipo no puede ser sólo una alternativa de gobierno al Partido Popular. Es preciso primero rejuvenecer el propio partido en edad e ideas. El proyecto es integrarse e implicarse con el resto de la ciudadanía. Y para eso los líderes locales deben saber cuándo renunciar a sus legítimas aspiraciones de ocupar cargos para pasar a una labor no menos importante, que no es otra que "cazar talentos" y propiciar la transmisión de su experiencia, sin dejar por ello de ser referentes en la organización y en la sociedad. Buscar y encontrar la fórmula es la clave.

En la Comunidad Valenciana, como ejemplo para el resto, el electorado prefiere votar lo mismo porque la alternativa socialista que se les ofrece no se distingue claramente del gobernante Partido Popular. La propuesta socialista la hacen como referente militantes con muchos años de antigüedad en cargos públicos y orgánicos. Los jóvenes que entran por renovación de listas electorales lo hacen para una función institucional, los que no salen se alejan de nuevo. Y el mensaje socialista como tal sigue sin salir de las agrupaciones, solo varía la actuación de los cargos públicos con críticas o propuestas que cualquier ciudadano podría hacer sin distinción de color político.

El primer planteamiento que debe hacerse el Partido Socialista es cambiar su relación con la sociedad. Abrirse significa ir a buscar al nuevo militante en el tajo donde se encuentre e interactuar con él. No hay que esperar a que venga y se aburra con las clásicas reuniones en las sedes. Hay un trabajo de formación ideológica, de ideas similares, que hay que desarrollar para su aplicación. No se trata de captar posibles líderes sociales para incluirlos en los eventos electorales y que luego queden separados de su entorno de orígen. Es el partido el que debe aportar proyectos y soluciones basados en las necesidades que nos transmiten los grupos y organizaciones sociales. De esto es lo que se trata cuando decimos que hay que recuperar el "municipalismo" de los socialistas.

Dotar de material humano y didáctico a los militantes de base, así como de actividades que desarrollen su capacidad de respuesta, es prioritario para mantener su fidelidad y ampliar la captación de nuevos afiliados y simpatizantes. La labor en las instituciones locales debe ser una actividad más, pero no la única como viene siendo tradicional. La recuperación de técnicas de "dinámica de grupos" debe quedar consagrada frente a las "magistrales lecciones" de lo que se hace en los consistorios y entes locales y autonómicos. Hay que esforzarse en que hablen los anónimos para descubrir nuevas ideas y potenciales líderes de opinión, facilitando la formación y los medios de expresión para que la sociedad se sienta cómplice.

Los principios ideológicos no pueden quedarse anclados en el pasado, deben transformarse contínuamente a medida que la sociedad avanza. Las alternativas que se ofrecen desde la izquierda deben ser asimiladas y actualizadas, no valen "modas" social liberales o de "terceras vías" que confundan a los seguidores y al electorado. Hacer compatibles las aspiraciones locales y regionales en el mundo global que nos toca vivir, por el avance de las tecnologías y de las comunicaciones, es suficiente esfuerzo diario para mantener vivo el pensamiento socialista.

Nuestros principios se basan en que las relaciones económicas y su control influyen en el pensamiento y en la calidad de la vida de las personas. Hagamos que nuestros programas sean compatibles tanto en tiempos de bonanza como de crisis económica: no se puede aplicar "socialdemocracia" cuando las cosas van bien o renunciar temporalmente cuando las cosas van mal. Si el Estado de Bienestar y los derechos se deben recortar por coyunturas temporales de nada sirven nuestros principios. Nuestra aspiración es ampliar y perfeccionar lo conseguido socialmente. Los socialistas debemos volver a debatir el modelo de sociedad que queremos a todos los niveles, desde el local hasta el global y viceversa. Poco se puede hacer en España, por poner un ejemplo y como se ha demostrado, sin la complicidad de gobiernos europeos afínes a nuestra ideología.

Para concluir, debemos reflexionar que Chacón o Rubalcaba, o quien surja por sorpresa en el 38 Congreso de Sevilla, va a tener que dejarse la piel en la renovación del PSOE. Esa renovación no puede quedar supeditada a la acción de "oposición" al gobierno sino que debe ser prioritaria. Tiempo vamos a tener más que suficiente, en la oposición por años si como se prevé en las encuestas Andalucía deja de ser socialista. El ejemplo de la Comunidad Valenciana, de un PSPV-PSOE condenado a una oposición vitalicia por falta de "enraizamiento" y de "alternativa" a su propia base social, que la tiene y muy amplia pero que no vota, debe ser tenido en cuenta por el PSOE en su conjunto.

La derecha sabe adaptarse a los tiempos y sabe también cómo adormecer a las masas. Nosotros no podemos permitirnos el lujo de que nuestros apoyos queden pasivos y durmientes eternamente por falta de alicientes, las consecuencias suelen ser muy duraderas. Es nuestro deber social y moral, es nuestro trabajo, implicarse e implicar a la base social supuestamente de izquierdas para no perder el futuro.

Las cosas hay que decirlas como se ven y se sienten para mejorar, aunque parezca "dar armas al enemigo". Si están claras las ideas y se tiene la resolución de aplicarlas no debe ser un problema, mas bien es un estímulo a quien quiera participar decididamente en el proyecto socialista.