SOY SOCIALISTA, FUMADOR Y BEBO ALCOHOL
De cada 3 euros que gasto en tabaco, 2
euros son para impuestos. Es decir, pago impuestos como todos los
demás pero, aparte, le “regalo” al Estado más de 1.000 euros
anuales para Sanidad. A cambio recibo como premio que socialmente se
me trate como un apestado.
No se si habrán hecho los cálculos de
la cantidad de ingresos que pierde el Estado por esta persecución al
diferente, ni la cantidad de puestos de trabajo que se pierden en la
industria tabaquera, pero sí se que siempre somos los mismos los que
financiamos a todos los demás.
Comprendo que dejar de fumar es el
primer paso para labrarse una carrera política: Te controlas y
sueles controlar al adversario que fuma y piensa más que tu.
Lo sé porque he sido ex- fumador. Además está bien visto. Pero es
coartar la libertad de miles de creadores que han ofrecido sus
mejores ideas y sus mejores obras junto al humo de un cigarrillo y un
vaso de alcohol.
Comprendo también que quienes no
tienen ideas, porque no fuman, sean los primeros en acudir al
impuesto indirecto gravando el consumo, que es la peor manera de
salir de una situación en la que precisamente se debe estimular el
consumo para que haya actividad económica.
Sobre si es por salud, si es tan malo, se prohíbe y punto. El impuesto es lo que prima, pero tampoco es para la salud pública. Primero porque la sanidad no es competencia del Estado sino
de las Comunidades Autónomas. Segundo porque el Estado transfiere la
recaudación de estos impuestos indirectos a las CCAA y luego los
gobiernos regionales destinan esos ingresos a lo que les da la gana, menos a Sanidad.
Por otra parte los pacientes
etiquetados como “fumadores” automáticamente son tratados como de segunda clase en hospitales y centros médicos. No se les da el mismo trato
que a los pacientes “normales”. El gasto sanitario nunca es para
curar el tabaquismo, sino para enriquecer a la industria
farmacéutica. Si te operan de una rotura de cadera y se les va la
mano, la excusa perfecta es que “se nos fué porque era fumador”.
Además de pagar más impuestos que
nadie, para que disfruten a nuestra costa los no fumadores, y de ser
vapuleados por ello, no les resultamos nada caros: Nuestras posibles
enfermedades ligadas al tabaco, como el cáncer, suelen durar de dos
a cinco años de goteros, comparados con 50 años de nuestra vida
trabajando e ingresando a las arcas del Estado. Si a eso añadimos
que los fumadores fallecemos a los pocos años de empezar a cobrar la
jubilación, la Seguridad Social se evita un gasto enorme.
No, no es esa la alternativa de los que
votamos a la izquierda, la mayoría fumadores.
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