LA BASE SOCIALISTA ANTE EL 20-N
No deben estar claras las cosas cuando
importantes cargos públicos buscan como salvavidas el acomodo en las
listas para el Congreso de los Diputados, cuando no saltar del barco
y ahí te quedes. No es buen ejemplo para “ir a por todas” y que
no estemos con los “brazos caídos”, como recién decía Felipe
González.
Lo paradójico del caso es que la base,
afiliados y simpatizantes, nos impongamos la autocensura en nuestros
propios medios para evitar males mayores en períodos electorales,
que es siempre porque entre locales y autonómicas, generales y
europeas no damos abasto. Y digo que es paradójico porque esa
responsabilidad no la tienen los dirigentes y cargos que sueltan lo
que se les ocurre, y con incontinente verborrea, en los medios de
comunicación.
Se nos pide disciplina a los que
siempre recibimos los tortazos por ocurrencias de los que todo lo
saben pero no justifican y que luego se van a pastar a otra parte. No
es nuevo y no importa. Estamos acostumbrados a ver entrar y salir
“profesionales” de la política que hacen valer un título
universitario como aval para ser cargo público socialista. Les damos
paso por creer que están mejor preparados que nosotros para cambiar
la sociedad y los encumbramos. Son los que en vacas gordas nos hablan
de reparto y en vacas flacas de recortes. Aplican sus conocimientos
en cambiar según coyunturas, que es lo que mejor saben. Hoy aquí,
mañana allá.
Naturalmente estoy con Rubalcaba,
porque es de los pocos que siempre ha estado ahí, cuando las duras y
cuando las maduras. Y tiene ideas similares a las mías, por eso nos
llamamos socialistas. Ahora le ha tocado bailar con la más fea,
cuando a él le encantaría disponer de un merecido descanso, como a
muchos de nosotros que esperamos el relevo generacional de la
“juventud mejor preparada de la historia”.
Vamos a pelear, los socialistas de toda
la vida, no porque gane el PSOE o uno de los nuestros. Lo vamos hacer
por defender las conquistas sociales, los derechos y el Estado de
Bienestar que nos ha costado tanto conseguir como ciudadanos. No
importa que perdamos o que ganemos unas elecciones si tenemos claros
los objetivos. A veces es bueno el relevo para que despierten las
mentes y salir de nuevo con más fuerza y mejor preparados.
Para un político los proyectos y
responsabilidades se diluyen entre elección y elección. Para un
socialista el proyecto es una responsabilidad que puede abarcar toda
una vida. Un socialista tiene claro que sus metas son de largo
recorrido, con un fuerte compromiso social.
Las conquistas y los avances como
sociedad cuestan muchos años de arrancar a los que tienen el poder
económico, y por lo tanto político y social, pero muy poco en ser
borradas del mapa. Por eso, y para que no me tachen de oportunista
por si las perspectivas nos resultan adversas, lo importante es tener
las ideas claras: no se puede cambiar una sociedad y cambiar con
ella, a base de legislación y decretos, si detrás no hay soporte ni
respaldo. No es el cargo público, y lo siento por los que así lo
crean, el que hace los cambios. Es la idea la que los fuerza.
Las organizaciones políticas y las
personas, como es el PSOE y sus miembros, cambian. Lo que permanece
son las ideas de libertad, democracia y justicia social. Y ese es
nuestro reto para los años venideros: propagar nuestras ideas para
ganar seguidores y formarlos adecuadamente para que amplíen nuestros
pasos. Es apostar por la formación y preparación del más tonto de
los nuestros, de los que hay y de los que vengan, como futuros
dirigentes (sociales y políticos) y portavoces de nuestras ideas. De
esta forma evitaremos fugas “ intelectuales” innecesarias.
Si ganamos las próximas elecciones del
20-N no será para celebrar nada, muy al contrario el trabajo será
duro para neutralizar el desmontaje del Estado de Bienestar que hasta
ahora hemos conocido, forzado por el fantasma neoliberal que recorre
Europa y la mayoría de ayuntamientos y comunidades autónomas de
España. Si perdemos, será nuestra propia responsabilidad y habrá
que empezar de nuevo, con mucho más tesón.
1 comentarios:
Comparto hasta la última de tus palabras. Extraordinario, como siempre
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