LOS VIAJES DE "ANITA" MATO
Ana Mato, Anita para sus amigos, no ganaba para alegrías. Así cuando el padado 25 de abril, el magistrado Antonio Pedreira, instructor del caso Gürtel, rechazó impuarla por cohecho al considerar que en un hipotético supuestos de que concurriesen indicios delictivos, estos ya habrían prescrito. Anita tiraba cohetes mediáticos y daba por zanjado el asunto.
Tres meses después la justicia vuelve a llamar a su puerta. El pasado cuatro de julio, mediante auto, el juez instructor, estima parcialmente un recurso de reforma formulado por la Fiscalía Anticorrupción una vez que se rechazó imputar a la dirigente conservadora. Y se acuerda solicitar a la Consejería de Hacienda de la Comunidad de Madrid el citado documento. Sólo de este modo se podrán practicar las diligencias de investigación que ya acordó el juez respecto a Jesús Sepúlveda (ex marido y ex alcalde de Pozuelo de Alarcón, igualmente imputado en dicha causa).
En realidad el nombre de la Vicesecretaria de Organización del Partido Popular, no ha dejado de estar en el punto de mira de la trama Gürtel. Su nombre está ligado al de su ex marido en la documentación que la Policía encontró en los archivos de dicha trama, entre los que figuraba un excel bajo el nombre “Extractos servicios Sres. Sepúlveda / Mato”.
Entre lo viajes regalados a la familia por la trama, figura uno realizado por Anita y una de sus hijas a Suiza por junio del 2004. El coste rondó los 2500 euros. Sobre este viaje, la conservadora genovesa, mantiene que lo pagó de su bolsillo, igualito que el amiguito del alma. A pesar de ello, del cotejo de los documentos incautados a esta trama, todo indica que ese dinero salió de su caja B, por supuestos favores a Francisco Correa.
La transparencia de algunas está manchada por la sombra de la corrupción. El ruido del dinero infecta los oídos de la razón de algunos y debilita los cimientos del poder. En la cultura occidental, la “pillería” gana la batalla a las manos limpias de los honrados, que son mayoría. La honestidad como excepción y la corrupción como noticia marcan la paradoja mediática de los titulares.
Los ecos mediáticos del desempleo y el discurso maquiavélico de la crisis, orquestado por las filas conservadoras de este país, ha sido el maquillaje propicio para pasar de puntillas por la mancha, cada vez mayor, de una lacra llamada corrupción.
El último barómetro del CIS, ratifica al Partido Popular en el peldaño más alto en el pódium de los “corruptos”. Más del 85% de los españoles cree que la corrupción está muy o bastante extendida en Génova 13.
La estrategia genovesa de que todos son iguales ha calado entre los electores y, al final, río revuelto, ganancias de pescadores. En realidad el barómetro del CIS confirma lo que desde hace años se veía venir. El electorado genovés, aún admitiendo que existe la corrupción, no solo no penaliza al corrupto sino que además le premia con su voto. Y mientras tanto en el PSOE, sobre todo entre sus estrategas electorales, se afianza la idea de que denunciar los casos de corrupción apenas tiene incidencia entre sus votantes y ninguna entre los que apoyan a los genoveses.Esta mancha corrosiva está destruyendo el tejido institucional y ensuciando la percepción internacional de nuestra marca como sistema.
Debemos elevar el grado de intolerancia y conseguir que cien de cada cien encuestados vea con “ojos recelosos” la práctica nefasta de algunas “élites tóxicas” de la razón democrática.
Es necesario y urgente pasar a la acción. No es tolerable, que políticos imputados, o dicho en términos más llanos, políticos en espera de sentarse en el banco de la justicia para ser interrogados, sean presidentes legítimos de Comunidades Autónomas y velen paradójicamente por el interés general en contrastes con una protección de intereses privados manchados por el ruido público del dinero de sus ciudadanos.
Pasar a la acción implica no votar a aquellos que escudados con la “presunción de inociencia” son presentados como cabezas de cartel a citas democráticas, en espera del veredicto final de su honradez.
La denuncia pública y judicial de todo hecho sujeto a las trampas de la ley. Desde la butaca nunca ganaremos la batalla a la corrupción y nuestro dinero, aquel que pagamos religiosamente con “el sudor de nuestra frente” no estará a salvo de los tentáculos de la corrupción.
La deshonra ha sido la ganadora. El pueblo dijo sí por aplastante mayoría a las corruptelas políticas de sus respectivas comunidades; gürtel, brugal, y demás, no pasaron factura al proveedor electoral. ¿Dónde está la honra? No debemos parar hasta encontrarla.
Concluyo recordando a Ana, Anita para los amigos, primero que los políticos honrados se quitan de en medio cuando cae sobre ellos la sospecha y segundo que la honestidad es como la virginidad: una vez perdidas, no vuelven a recobrarse.
Jacinto Aroca
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