Entre Camps y su «amiguito del alma», El Bigotes, hay algo más que una presunta corrupción: ¡hay amor!
España quedó conmocionada la semana pasada por la filtración de las grabaciones telefónicas de la policía en el caso "Gürtel", que ofreció el diario "El País", entre el Molt Honorable Francisco "trajecitos" Camps y el hombre de Francisco Correa en Valencia, Álvaro Pérez, más conocido como Alvarito "El Bigotes".
Camps llama a El Bigotes «amiguito del alma» y le dice «quiero que nos veamos tranquilamente para hablar de lo nuestro, que es muy bonito». Y añade: «Oye... que te sigo queriendo mucho». «Y yo también», le contesta el otro. Después, el presidente valenciano insiste con un «te quiero un huevo», y «Alvarito» le dice que «contarás durante muchos años con mi lealtad, ¿vale?», a lo que Camps puntualiza que «durante muchos años no, hijo de puta, durante toda tu vida».
Lo de menos ya es que revelen que Alvarito hizo regalos de alto valor no sólo a Camps, sino a su mujer y a su hija; no, lo verdaderamente impactante de estas grabaciones es el amor que destilan.
Y por cierto, ya sabemos porque solo "le quiere un huevo" y no los dos, porque el otro se lo debe al otro amiguito del alma suyo, a Mariano Rajoy, el único en el PP que defiende públicamente a Camps. Los demás dirigentes consideran que está «quemado», cuando no «muerto políticamente», y sólo hay discrepancias en fijar la «fecha del entierro», es decir, ¿tendrá que dimitir ahora o, simplemente, aguantará «momificado» hasta las próximas elecciones autonómicas, a las que ya no se presentará? A si que Mariano, cuidado con la caída.....
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