EL PERRO QUE NO CAMBIA DE COLLAR

Nada nuevo bajo el sol -o cara, y muy dura, al sol-: sabemos que está imputado por un listado de delitos casi tan largo como el de municipios integrados en la Diputación que preside -por cierto: Garzón no tiene nada que ver, y los "defensores" de la independencia judicial nada dicen de la relación de jueces que han huido de los Juzgados de Nules para evitar la instrucción de la causa contra el Capo di Capi-; sabemos que actúa como un mafiosete de medio pelo, que no contento con recibir los respetos de sus siervos, se jacta de tenerlos controlados y "cautivos", para mayor escarnio de los castellonenses de bien, que deben soportar su prepotencia con independencia de sus ideas políticas.

Ahora nos enteramos que el año pasado editó, a través de la Diputación Provincial de todos los castellonenses, un libro en el que se niega la existencia del Golpe militar que, a partir del 18 de julio de 1936, provocó la mayor masacre fratricida que sufrió España el siglo pasado y que justifica la mayor dictadura registrada en Europa Occidental de la época contemporánea.

Carlos se transforma en su padre, Presidente de la Diputación de Castellón durante la dictadura franquista, y cual Jefe Provincial del Movimiento, destaca la valentía del autor al afrontar la historia de España, o al pervertirla, y le define como una "muestra de nuestros insignes eruditos para beneficio de la cultura de nuestra tierra".

El perro no cambia de collar, sigue anclado en la añoranza de aquellos años en los que algunos vivían mejor a costa de la opresión y miseria de la mayoría de los españoles, años cimentados en la sangre de todos los que murieron en los dos bandos y en el castigo a quienes no mostraran una afección absoluta al régimen.

Y, para variar, el PP calla y otorga. Parece que en el partido donde no existe debate, donde la discrepancia es sancionada, el partido donde las "elecciones" internas se realizan de manera avanzada -digitalmente, ya sabéis- y donde Don Carlo es elegido como Secretario Provincial con el 99% de los votos de sus militantes -como Castro, como Duvalier, como tantos otros...- no existe nadie que, con independencia de sus posiciones ideológicas -que no compartimos, pero respetamos- pero desde un mínimo de dignidad, se rebele contra este tipo de actitudes.

O están atenazados por el miedo, o son los mismos perros con distintos collares...

En tal caso, cómprenle uno al dóberman que esté más a juego con los tiempos actuales.