Las cinco grandes mentiras de la reforma laboral

1. Es mentira que el objetivo de la reforma sea crear empleo. Abaratar el despido en plena crisis disparará aún más el paro, como hace nada admitían hasta los dirigentes del PP. Lo que busca esta reforma laboral es forzar una rebaja generalizada de los salarios. Es el gran plan del Gobierno, convencido de que la única salida de la crisis pasa por una devaluación de los trabajadores, de nuestros derechos y del Estado del bienestar ahora que ya no tenemos una peseta que devaluar.

2. Es mentira que la indemnización por despido baje “sólo” de 45 a 33 días y que sólo cuente a partir del sábado. En realidad se rebaja a 20 días con un máximo de doce meses de indemnización: ésas son, para todos, las nuevas condiciones del despido “procedente” que ahora será el habitual.

3. Es también mentira que la reforma no tenga efectos retroactivos. Cambian las condiciones laborales de todos los empleados, los que ya tenían un trabajo y los que consigan un contrato a partir de hoy.

4. Es completamente falso que este decreto “garantice la seguridad de los trabajadores”, como pomposamente firma en su preámbulo el presidente Rajoy. La reforma legaliza el mobbing: los empresarios podrán cambiar unilateralmente el horario, las funciones e incluso el sueldo. Si no estás de acuerdo con las nuevas condiciones, el despido es procedente: 20 días por año de indemnización.

5. Pero la mayor mentira de todas es la que el PP nos contó durante la campaña electoral. “Lo que necesita España no es facilitar el despido sino fomentar la contratación”, decía Mariano Rajoy, decía Sáenz de Santamaría, decía Cristóbal Montoro, decía Javier Arenas y decía González Pons. “Un gobierno previsible que diga siempre la verdad”, nos prometieron antes de votar.

Fuente: Nacho Escolar.


COMENTARIO:
Algo que se está pasando por alto, y que es muy importante, es el "descuelgue del convenio colectivo" y la prioridad del convenio de empresa en esta reforma.

Hasta este sábado los convenios firmados entre sindicatos y empresarios se entendían como más beneficiosos para el trabajador en este orden: El convenio de empresa en teoría era más beneficioso para el trabajador que el provincial, y el provincial más beneficioso que el estatal. En realidad los convenios que se aplicaban en la mayoría de empresas eran los provinciales. Ahora el convenio de empresa primará sobre los demás y se facilita los descuelgues de convenios, en teoría "inferiores", con muy pocos requisitos para los empresarios, en materias sobre: salario, jornada laboral, horario de trabajo, funciones o vacaciones y demás temas en los que se pueda aplicar el convenio provincial o estatal.

Es decir, lo que firmen los sindicatos será "papel mojado". La fuerza sindical será la que tengan en cada empresa, que en empresas medianas y pequeñas es muy poca por no decir nula. El trabajador tendrá que vérselas cara a cara con el empresario y con la amenaza continua.

La reforma laboral, además, "obliga" a que las empresas que cumplían con la legalidad vigente, que invertían en formación y con condiciones laborales y salariales más favorables para los trabajadores, ahora deban rebajar esas condiciones si no quieren perder cuota de mercado y competir en inferioridad con otras.

Otra novedad es que las empresas públicas quedan prácticamente a la par que las privadas en materia de despidos.


Más información: Real Decreto-ley 3/2012, de 10 de febrero, de medidas urgentes para la reforma del mercado laboral.